La desigualdad
La desigualdad de los inmigrantes latinos con estudios en España se materializa en un trato diferenciado y desigual hacia una persona o un grupo en diversos ámbitos de la vida social en función de una o varias categorías, sean estas reales, atribuidas o imaginarias, tales como la cultura, el género, la edad, o la clase social. La desigualdad es un acto que limita u obstaculiza el acceso a derechos de las personas afectadas.
La mayoría de las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas se sitúan en cierta posición “infra ciudadana”: establecen su residencia en un país que no es el suyo, cuya sociedad de acogida, en ocasiones, es presa de estereotipos y prejuicios asociados a las migraciones; por otro lado, a veces carecen de raíces y grupos de apoyo, y rápidamente deben acceder a la vivienda y el trabajo (algo que resulta en ocasiones problemático).
Vulnerabilidad social
Esto genera en ocasiones una situación de vulnerabilidad social al inicio de su vida en el país de acogida, que se ve acrecentada por la posible situación administrativa irregular de la persona, o por la experiencia traumática de persecución en el caso de que sea solicitante de protección internacional.. “en el ámbito laboral, este colectivo se caracteriza por trabajar en la economía sumergida porque no encuentra otra solución y en muchas ocasiones su preparación académica no es valorada ni mucho menos tomada en cuenta.
La población inmigrante en situación administrativa regular, la gran mayoría, trabaja con contratos temporales y quienes se encuentran en situación irregular se ven obligados a aceptar la situación de explotación y precariedad laboral para poder sobrevivir. Como es sabido, la crisis financiera ha afectado a gran parte de la población. Pero, como siempre, la población inmigrante sale peor parada que la autóctona. La crisis ha sido inclemente con las personas inmigrantes, cuyas expectativas de integración social y laboral se han visto abruptamente coartadas”.
«Inmigrante con estudios no es igual a trabajador»
Los espacios ocupados por los trabajadores inmigrantes latinos en la estructura ocupacional muestran, por un lado, una diversificación de situaciones, polarización potenciada por la globalización económica internacional.
Los trabajadores inmigrantes en conjunto no comunitarios, están ocupados más frecuentemente que los autóctonos en la agricultura, los niveles son similares en los servicios y en la construcción y bastante menores en la industria. Dentro de esta tónica, los trabajadores no comunitarios acentúan su presencia en la agricultura y algo en los servicios, descendiendo su peso en la construcción.
El 25% de los hombres latinos no poseen ninguna cualificación, el 63% son profesionales cualificados y el 12% tienen titulación universitaria. Es decir, el 75% de ellos poseen alguna cualificación. Sin embargo, al llegar a España, el 70% del total de los hombres trabajan en ocupaciones no cualificadas, el 28% realizan trabajos con cualificación profesional en oficios y el 2% están trabajando como profesionales universitarios.
En su primer trabajo, los inmigrantes latinos se ubican indiscriminadamente –cualificados o no cualificados, hombres o mujeres– en mercados de trabajo secundarios, caracterizados por su poca cualificación, esfuerzo físico importante, baja remuneración, poco reconocimiento social y sin relación contractual formal y estable. Esto supone para algunos de ellos (cualificados y universitarios) “truncar sus carreras laborales y/o profesionales”.
Desaprovechamiento de recursos humanos calificados
Ahora bien, los inmigrantes latinos que tienen una carrera universitaria no tienen ningún reparo en buscarse la vida cambiando de oficios. No es extraño ver a un psicólogo… cuidando a un anciano, a una profesora de… cocinera.
Más allá de su búsqueda de empleo desconocen o abandonan la legalización de su título universitario por el tiempo que se emplea en la consecución de este. Como muchos inmigrantes con formación técnica, o a nivel licenciatura e incluso con postgrados se encuentran trabajando en otras áreas que no corresponden a su formación. La causa, no tienen los títulos homologados o desconocen los trámites o simplemente no tienen el tiempo para hacerlo. Otros simplemente prefieren arriesgarse a trabajar desde la clandestinidad, lo que incluso les puede traer problemas legales.
Enrique Maldonado- sacerdote católico
Artana, 14 de febrero de 2022